Una de las organizaciones comunitarias de Sol y Verde inició esta semana con la triste realidad de un robo en su sede. Las organizaciones sociales, comunitarias y barriales están haciendo frente a uno de los rostros más crueles de este aislamiento social que es la falta de alimentos producto del parate de la actividad informal de la que dependen miles de familias en todo el conurbano.
Fiel al compromiso histórico, estas organizaciones están garantizando el alimento a familias que han sido expulsadas a los márgenes de la sociedad y condenadas al abandono y la pobreza.
Las educadoras se organizan en turnos rotativos para cuidarse, cuidar a sus comunidades y seguir siendo un espacio de organización solidaria y comunitaria. Es por todo esto que el hecho genera tristeza, bronca e indignación. No es el robo a una institución sino a toda una comunidad que se encuentra en ese lugar.
En diálogo con el programa radial “Encuentro con las Noticias”, Miriam Cardozo, integrante de Nuestro Futuro, describió el panorama con el que se encontraron, “Rompieron la reja, robaron las herramientas que usamos para la huerta, el bombeador del agua, y rompieron la ventana grande que da a la cocina”.
Miriam, además, remarcó que no tuvieron respuestas de la policía, “Llamamos a la policía para que vengan y entren con nosotras y como no se hizo presente, esperamos a que aclaré y entramos juntas. (…) La policía nunca respondió al llamado del centro. Nosotras llamamos porque cuando habían robado, la otra vez, fuimos a la comisaria a hacer la denuncia y nos dijeron que no, que había que llamar para que el móvil venga primero y después tenemos que ir a hacer la denuncia, porque ellos tienen que verificar el lugar. Pero la verdad que nunca se acercaron”.
El Centro Comunitario Nuestro futuro forma parte de la Red El Encuentro. Todavía lamentando las pérdidas materiales y de insumos analizan cómo continuar en este contexto de aislamiento.
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